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lunes, 8 de septiembre de 2025

Panacota de fresa sin azúcar

 


Las fresas son  una de las frutas de temporada más deseadas y apreciadas por la mayoría de las personas. Se trata de una fruta roja y jugosa que el simple hecho de con pensar en ella nos hace, a la mayoría, la boca agua; nos retrotrae a la infancia y nos pinta una sonrisa en la cara y el pensamiento de color rosa.


No todo el mundo sabe que esta delicia tiene un origen fascinante que se remonta a los bosques de Eurasia y América del Norte. Sus orígenes se sitúan en torno al siglo XVII, cuando las variedades silvestres de fresas comenzaron a ser cultivadas para su consumo.


Desde su origen en Persia, la fresa ha viajado a través de la Ruta de la Seda, llegando a Europa en el siglo XV. Fue en Francia donde esta deliciosa fruta encontró su hogar, convirtiéndose en un símbolo de la realeza y la elegancia. De hecho, la famosa reina francesa María Antonieta era una gran amante de las fresas y las cultivaba en su jardín privado en el Palacio de Versalles.


Pero la expansión de la fresa no se limitó solo a Europa. Durante la época de la colonización, los europeos llevaron las fresas a América del Norte, donde se adaptaron perfectamente al clima y se convirtieron rápidamente en un cultivo popular. En Estados Unidos, las fresas se cultivan principalmente en California y Florida, donde el clima cálido favorece su crecimiento.


Según los historiadores, las fresas se han cultivado desde la edad de piedra, pero fue con el descubrimiento de América que comenzaron a ser conocidas en otras partes del mundo. Los colonizadores europeos quedaron impresionados con la belleza y el sabor de esta fruta y la llevaron de vuelta a sus tierras natales.


La fresa ha sido considerada durante mucho tiempo como un símbolo de amor y belleza. Incluso en la antigua Roma, se creía que esta fruta estaba asociada con la diosa del amor, Venus. En la época renacentista, las fresas se utilizaban en los banquetes de las clases altas para simbolizar la pasión y el amor.


Ingredientes

  • Fresas (de temporada o congeladas) ............750 gramos
  • Nata líquida para montar (sin azúcar) .........1 litro
  • Gelatina neutra ............................................  20 gramos (10 láminas)
  • Edulcorante artificial (Eritritiol) ................... 3 chucharadas soperas

Elaboración

  1. Caso de utilizar fresas de temporada, lavarlas y retirar las hojas y pedúnculos. Triturar hasta hacer una especie de puré de consistencia fluida y sin grumos.
  2. Poner a calentar la nata en un recipiente apropiado con el edulcorante y remover sin dejar que alcance a hervir.
  3. Incorporar el puré de fresas, remover hasta que se incorpore todo.
  4. Incorporar las láminas de gelatina previamente hidratadas durante 5-10 minutos y remover hasta su incorporación a la nata.
    (En mi caso, con las 10 láminas  de gelatina y tras dejar reposar cerca de 24 horas en frigorífico, la consistencia ha sido algo mayor de la de un flan. Quizás sería necesario hacer pruebas hasta alcanzar la proporción exacta de gelatina y líquidos) 
  5. Retirar del fuego, verter sobre un molde del tamaño adecuado, dejar atemperar y enfriar varias horas después en la nevera (yo lo he dejado de un día para otro).
  6. Para servirlo, se puede espolvorear por encima un poco de chocolate negro puro rallado
Nota: Esta elaboración es una base sobre la que caben muchas variantes, desde aromatizar con vainilla,  utilizar cacao o añadir trozos de fresa confitada en el fondo del molde a mezclar queso mascarpone, como en el caso de la receta de la  pannacotta italiana tradicional de queso. 
La imaginación y el gusto de cada cual es lo que predomina y manda.

martes, 31 de marzo de 2020

Bizcocho ligero de zanahoria

Seguro que a todos nos encanta un poquito de tarta bien como postre o para merendar. Aquí propongo una tarta de zanahoria que resulta muy ligera y que para nada le encuentras el sabor a zanahoria.





Ingredientes:
  • 200g de zanahorias limpias y troceadas
  • 190g de azúcar
  • 120g de aceite de girasol o de oliva muy suave
  • 120g de harina
  • 1 sobre de levadura royal o similar
  • 1 juego de sobrecitos "el tigre" o una cucharadita de postre de bicarbonato
  • 1 sobre o una cucharada de azúcar vainillado
  • 1 cucharadita de canela molida
  • 4-6 nueces
  • Azúcar glasé (para decorar)


Elaboración:

  • Precalentar el horno a 180º  
  • Poner en el vaso de la batidora las zanahorias, el azúcar y el aceite y batir hasta obtener una masa homogénea y sin grumos.  
  • Triturar parte de las nueces peladas. 
  • En un recipiente apropiado, mezclar la harina, la levadura, las nueces trituradas, el azúcar vainillado y el sobrecito del tigre. 
  • Remover hasta mezclar completamente. 
  • Unir las dos mezclas a la vez que se bate con batidora de varillas hasta obtener un mezcla fina.
  • En un molde engrasado o cubierto con papel de hornear, añadir la mezcla de manera que quede bien repartida.  
  • Hornear a 180º durante 25-35 minutos según la potencia del horno. (Es muy importante no abrir el horno mientras se cuece el bizcocho para que no se baje y que la temperatura sea la justa para para que suba por igual). 

Una vez en el punto deseado, sacar, dejar enfriar y decorar con algunas nueces y con azúcar glasé.

martes, 24 de marzo de 2020

Bizcocho de plátano



Creo que en casi todas las casas nos encontramos con algunos plátanos algo pasados de maduración que acabamos dando de lado y tirando. Esta es una modificación de una receta que me pasaron hace años y que nos sirve para in entrando en lo que ahora se ha dado en llamar cocina de aprovechamiento, como si fuera un descubrimiento y no algo que ya hacían nuestras madres y abuelas desde hace años.


Ingredientes:
  • Dos o tres plátanos maduros
  • 175 gramos de harina
  • 150 gramos de azúcar
  • 1 sobre de levadura química (royal o similar)
  • 1 sobre de gaseosa "el tigre"
  • 50 gramos de aceite de girasol o de oliva (en este caso el más suave que puedas)
  • 3 huevos 
  • Un poco de sal
  • De forma opcional un sobre de azúcar vainillado (habrá que disminuir en la misma cantidad de azúcar normal)
Elaboración:
  • Poner el horno a precalentar a 180º. 
  • Cortar los plátanos y añadirlos al vaso de la batidora junto a la mitad del azúcar y batir hasta que se forme una papilla suave. 
  • Separar las claras, añadir una pizca de sal y el resto del azucar y montar a punto de nieve. Batir las yemas e ir añadiendo poco a poco sin dejar de batir para que no se bajen las claras.
  • Mezclar la harina con la levadura y el sobrecito de gaseosa "el tigre" (este sería el momento de añadir un sobrecito de azúcar vainillado si te gusta y quieres darle un toque diferente; a mi me gusta más sin la vainilla). Reservar. 
  • Ahora vamos incorporando poco a poco el aceite a los huevos sin dejar de remover de manera envolvente con una lengua pastelera o mezclando con unas varillas. (En algunas ocasiones no le he echado el aceite y el resultado sigue siendo espectacular)
  • Después añadimos la papilla de plátano con el mismo sistema y, por último, tamizamos la harina con levadura y seguimos mezclando de igual manera. 
  • Engrasamos un molde de aluminio o bien lo forramos con papel de horno para después añadir la mezcla anterior con cuidado. 
  • Equilibramos bien el molde con la masa y lo horneamos alrededor de 30-40 minutos en la parte baja del horno. Esto variará con la potencia de cada horno, por lo que se debería echar un ojo de vez en cuando. Si se ve que se tuesta más de lo deseado, se le baja un poco la temperatura (10º-15º aproximadamente) sin abrir en ningún momento y listo.
    OJO: Es muy importante tener en cuenta que no debemos abrir el horno mientras se esté horneando, al menos mientras está subiendo la masa, pues se nos vendría abajo. 
Una vez acabado de hornear, lo sacamos y dejamos enfriar completamente. Después se puede decorar con azúcar, con un glaseado aromatizado (con limón, vainilla o plátano) o incluso no hacerle nada, pues ya está bastante sabroso, pero esto es cuestión del gusto de cada uno.

Otras posibilidades que se me ocurren sería añadir a la mezcla un puñado de pepitas de chocolate previamente pasadas por harina. (En este caso no se debe batir la mezcla con varillas después de añadirlas para no romperlas) o unas nueces troceadas, pero no muchas. Al igual que con todo lo relativo a la cocina, es cuestión de experimentar.

Buen apetito